Un país en el que algunos niveles de gobernanza  y  en el que la normativa no cuenta con sustentos de orden técnico suficientes, en su gestión generan una reacción negativa en los sectores productivos y ciudadanía, y este ambiente  no suma para el desarrollo armónico y sostenible que es en gran medida, también parte de sus objetivos.
 
Enero del 2018 nos recibió con el baldazo de agua fría, helada, con el incremento desproporcionado y sin análisis de casos, del Impuesto Predial.
 
De mantenerse esta medida, muchos establecimientos podrían estar en riesgo de suerte de cerrar sus puertas, despedir a empleados, y no generar riqueza, empleo y bienestar, como elementos claves para el desarrollo.
 
Confiamos que de las mesas de diálogo y análisis -creadas por la necesidad reactiva- puedan llegar a claros entendimientos y sensibilidad de las autoridades, para que apliquen medidas que mejoren esta situación, pensando en que el sector productivo, ahora más que nunca, requiere de un apoyo y soporte para desarrollar su gestión.
 
En CAPTUR hemos estado trabajando de manera conjunta con los sectores productivos locales, para que esta medida sea revisada por las autoridades.
 
Cabe recordar que las máximas autoridades de Quito,   declararon que el Turismo es la vocación de la ciudad y han declarado que es la primera actividad económica a la que se apuesta; sin embargo, debe indicarse que parte de  ese apoyo debe venir de la mano con la racionalidad tributaria, para evidenciar de manera positiva dicho enunciado. Los tributos son una forma de alentar o desincentivar una actividad económica.

Hay que evidenciar con hechos y no palabras que el turismo es una verdadera Política de Estado, y este caso en particular, es un caso para ponerlo a prueba.
 

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